Más allá de la COVID-19: lo que está matando en América Latina puede sorprenderte
Como especialistas en salud del Banco Interamericano de Desarrollo es lógico que nos encontremos muy preocupados por la actual pandemia. Sin embargo, hay otro tema acuciante al que necesitamos darle seguimiento. En un blog anterior ya habíamos introducido el tema: se trata de la devastación causada por las enfermedades no transmisibles (ENT), como las enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer que constituyen las principales causas de morbilidad, discapacidad y mortalidad prematura.
América Latina y el Caribe (ALC) tienen una elevada prevalencia de enfermedades crónicas. Las cifras más recientes del estudio Global Burden of Disease (Carga Mundial de Morbilidad) de 2019 muestran que más de la mitad de la población en la región padece sobrepeso/obesidad y 1 de cada 10 adultos padece diabetes. La cantidad de personas con estos padecimientos está por encima de los promedios mundiales. Además, las ENT responden por 8 de cada 10 muertes en América Latina y el Caribe y por 7 de 10 muertes en la región andina. Esto significa que, a la fecha, la cantidad de muertes por enfermedades no transmisibles en ALC es como mínimo dos veces mayor que la cantidad de muertes acumulada por COVID-19 estimada para la región.
El fenómeno de la transición demográfica y epidemiológica: ¿hacia dónde vamos?
Desde mediados del siglo XX, hemos experimentado un progreso global en la expectativa de vida, mayor longevidad y reducción de natalidad. En LAC la mayoría de los países ya alcanzó, o está por alcanzar, la tasa de reemplazo y mayor envejecimiento de su población. Además, la transición epidemiológica manifiesta en la reducción de enfermedades infecciosas, mejora en la salud materno infantil e incremento de enfermedades no transmisibles, ha generado un cambio importante en la región. Por ejemplo, en 2019, las enfermedades cardiovasculares causaron más muertes que las neumonías, el VIH, la tuberculosis y las complicaciones maternas y neonatales.
Este cambio en los patrones de enfermedades –conocido como transición epidemiológica– plantea una carga sanitaria, social y económica considerable y creciente para las poblaciones y los sistemas de salud, particularmente en los países de ingresos bajos y medios. Mientras que en los países de ingresos altos el 25% de todas las muertes por ENT se produjo de manera prematura antes de la edad de 70 años, esta proporción alcanzó el 43% en los países de ALC. Estos se ven afectados desproporcionadamente por los altos costos asociados a las muertes prematuras y la discapacidad, lo cual da lugar a vidas productivas más cortas, así como a tratamientos y prestaciones de por vida para quienes viven con ENT.
La lucha de América Latina y el Caribe contra la epidemia de las enfermedades crónicas
Los cambios sociales y económicos han dado lugar a factores de riesgo que propician el incremento de las ENT, discapacidad y muerte prematura. Estos factores de riesgo de ENT están relacionados a comportamientos o conductas modificables como el consumo de tabaco, dietas poco saludables, inactividad física y el consumo nocivo de alcohol.
Además, tanto la prevalencia de ENT como la baja calidad de respuesta de los servicios de salud se concentra en poblaciones vulnerables, creando así grandes inequidades. La población de menores recursos tiene más probabilidades de desarrollar ENT y mayor carga de enfermedad. La exposición constante a los factores de riesgo y la condición de pobreza son determinantes. Adicionalmente, cuando la población vulnerable requiere atención médica enfrenta múltiples barreras geográficas, económicas y culturales para acceder a servicios de salud, lo que ocasiona que las personas tengan mayor probabilidad de recibir diagnósticos tardíos, resultando en discapacidad y muerte prematura.
Los países han implementado políticas importantes y exitosas para mitigar los factores de riesgo. Las acciones para reducir el consumo de tabaco, como el incremento de impuestos al tabaco en Brasil y Colombia, los mensajes de alerta en los paquetes de cigarrillos promovidos en Ecuador y Uruguay, y los impuestos a las bebidas azucaradas implementados en México han demostrado ser efectivos. No obstante, la región requiere urgentemente implementar políticas y programas de mayor impacto para disminuir los riesgos de ENT. Es imperativo que el diseño de las políticas y de programas dirigidos a la prevención y atención de las ENT considere los determinantes socioeconómicos para enfrentar esta epidemia silenciosa. Los beneficios son demostrables, la disminución de los factores de riesgo y las intervenciones enfocadas en la prevención y detección tempranas de ENT pueden reducir en más del 40% las muertes debidas a enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares y diabetes.
6 recomendaciones para hacer frente a las enfermedades no transmisibles desde el sector salud
Sin la implementación de medidas conjuntas, la carga de las ENT se elevará en las próximas décadas, con alto costo para los países, disminuyendo con ello el potencial económico de la región.
Las respuestas de los países exigen compromisos políticos de alto nivel y deben ser integrales, multisectoriales y sostenibles. Dentro del sector de la salud, estas respuestas permitirían poner en marcha un sistema de salud resiliente y organizado con una atención primaria fortalecida como eje articulador de todos los niveles de atención a la salud con capacidades para integrar estrategias de promoción, prevención y tratamiento. En ALC, específicamente en países de ingresos bajos, los sistemas aún no están bien estructurados y organizados en redes para hacer frente a la epidemia de ENT; la mayoría continúa organizando la atención en torno a las enfermedades infecciosas y la salud materno infantil.
Para garantizar una capacidad de respuesta eficaz a la carga cambiante de morbilidad, y acorde con lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las ENT, los sistemas de atención primaria de salud deben ser reorganizados y considerar lo siguiente:
- Infraestructura y creación de capacidad: recursos adicionales para los servicios de salud, con un enfoque en prevención y el cuidado de las ENT ( Chile implementó un modelo de atención primaria de salud familiar y comunitaria con enfoque integral).
- Guías de atención: guías clínicas locales que apuntan al cierre de brechas en la atención de pacientes con ENT (resultados recientes indican bajos niveles de información sobre tratamiento y control de la hipertensión en Ecuador y Perú).
- Servicios integrados: procesos de referencia y contrarreferencia facilitados para quienes necesiten un manejo más complejo de enfermedades (En América Latina, los procesos de referencia y contrarreferencia presentan importantes retos ).
- Enfoque multidisciplinario: los equipos multidisciplinarios con diversas competencias son los pilares de un sistema de salud integrado, eficaz y receptivo (Cuba cuenta con un modelo de atención primaria centrado en la comunidad).
- Tecnologías en salud: la telemedicina y el apoyo estructurado de la telesalud son intervenciones costo-efectivas para el logro de mejoras en la gestión las enfermedades crónicas (Uruguay introdujo innovaciones para asegurar el acceso a servicios durante la pandemia).
- Servicios centrados en el usuario y comunidad: organización de la atención en salud en torno a las necesidades y expectativas de las personas, para producir cambios de comportamiento y mejores resultados en el manejo de las ENT (Municipalidad de Santo Antonio do Monte, Brasil ).
Implementar modelos de atención de enfermedades crónicas no transmisibles implica un proceso de aprendizaje, el cual requiere acelerarse en el marco del fortalecimiento y reorganización de la atención primaria, con el fin de utilizar los escasos recursos públicos de manera más eficiente y, lo más importante, para salvar vidas.
¿Cómo están enfrentando los gobiernos la carga de ENT? ¿Qué tipo de políticas multisectoriales orientadas al manejo de enfermedades crónicas están implementadas donde vives? ¿Cuáles son las principales lecciones aprendidas frente a los desafíos de implementar un modelo de atención de ENT? Compártenos tus comentarios.